Cuando la luz besa mis párpados
y abro los ojos,
siento que toda la dicha en su caudal me inunda
mientras luz
y dicha
enlazadas, permanecen palpitantes
sobre mi cama.
Así, como un gran árbol
me acogen en sus ramas
Ellas florecen, yo
en ellas me sumerjo
como en un sueño morado
de jacarandas.
Llega la luz y pasa, todo pasa:
Abro los párpados en su momento
y ellas se posan,
aletean mientras furtivamente las detengo
entre pecho y espalda.
(De Oleajes)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
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