Apuntaron a ciegas
y fue como desperdiciar
almas de alto poder
para matar pajaritos:
Más de cuatro mil niños
que sorprendió la muerte
en un paso,
en un juego,
en un brinco.
Fue como no distinguir
entre piedrecitas y semillas
de frijol.
Fue como sollozar al ver que caían
en medio de los otros,
en medio del estruendo
y sin poder parar
el furor que arrastraba
los ciegos disparos.
Fue como el propio Herodes
y la danza de la muerte.
Del libro Algo le duele al aire
© Dolores Castro
© Carmen Amato
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