Abre con gentileza
el aire
su gran cauda de aroma:
toma de aquí el suspiro
de la yerba
que florece,
del retoño
en las ramas,
y el verdor...
Atesora en su cauda
flor y canto
en vuelo de parejas
de pájaros,
abejas zumbadoras,
palomas en zureo
y amantes que bendicen
la salida del sol.
El aire vuela,
y como que canta,
pero algo le duele:
del aroma al hedor
algo le duele.
(Del libro Algo le duele al aire)
© Carmen Amato
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