Fluir,
volverse ajeno
sin
arrojarse al mar de cada instante y poseerlo
en
su profundidad.
Recostarse
en el parpadeo
y
para huir del horror
no mirar.
Solo el mar vuelve una y otra vez.
Fluir es no volverse
no se siquiera estatua de sal.
Fluir, volverse ajeno,
conocer la tierra de Irás
y no Volverás.
(de Tornasol)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
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