Eran
luces, luciérnagas,
eran
frondas de la noche
y
viento que las movía.
Eran
fugaces
ojos
y piedras dormidas.
Era
uno
mismo
en
su lago, su espejo, su espejismo.
(De Las palabras)
© Carmen Amato
martes, 26 de febrero de 2013
domingo, 24 de febrero de 2013
Sonámbula
Este
es el hilo del sueño que conduce a otro sueño,
estas
son las dos manos
extendidas
hacia los posibles y los imposibles
tropiezos,
éstos los pasos, ecos de otros pasos,
ecos
de otros ecos,
éste
el dormido soñador
que
se detiene
en
la bifurcación.
(De Huéspedes íntimos)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
jueves, 21 de febrero de 2013
SOMBRÍOS, DE OJOS ABIERTOS
Sombríos,
de
ojos abiertos, abiertos,
somos
peces insomnes en las profundidades
del
agua dormida
profanando
con nuestro movimiento
la
quietud.
(de
A sombra luz)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
miércoles, 20 de febrero de 2013
SOY TODO LO QUE VUELA
Soy
el juego de un niño:
apenas
soplo, lodo y su saliva.
Soy
todo lo que vuela, la ceniza,
el
muro, el viento, el pájaro, el olvido.
(De El corazón transfigurado)
(De El corazón transfigurado)
© Carmen Amato
lunes, 18 de febrero de 2013
domingo, 17 de febrero de 2013
LARGO Y FRÍO ES EL SUEÑO DE LA PIEDRA
Largo y frío es el sueño de la piedra.
Nada guardó del esplendor del fuego
su gris naturaleza.
!Cómo me espanta lo que se apaga y queda!
Al rojo vivo, quieta,
bajo la noche de mis sentidos
prisionera,
solo pido calor.
!Cómo me espanta lo que se apaga y queda!
(De La
tierra está sonando)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
viernes, 15 de febrero de 2013
ESTO DE SEPARAR LOS TIEMPOS
Esto
de separar los tiempos, las distancias
o
dividirlos:
¿En
dónde está esta tarde?
Cielo
lluvioso contemplado
desde
el ablandamiento del alma,
desde
el temblor del cuerpo que recibe
el
peso doloroso
de
la felicidad.
El
brillo de las gotas de la lluvia
no
más intenso que las miradas
ni
menos húmedo
ni
mejor.
Aquella
tarde no se encuentra
en
el corazón,
sino
en la hondura
más
honda que la carne,
la
distancia o el tiempo,
tarde
que nunca anochecerá.
(
De Qué es lo vivido?)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
jueves, 14 de febrero de 2013
LA LUZ DE CONOCER Y AMAR
(Fragmento)
La
luz de conocer y amar
es
una sola luz
ir
hasta la más íntima de las moléculas
de
alma y cuerpo
conocer
a la roca en sus edades
sedimentarias
de
una sola vez
fundirla
con la mirada y el afecto
de
una sola capa de penetrante luz.
Conocer
a
los árboles, de movedizas
cabezas,
aladas hojas,
a
las fugaces flores y su detenido
aroma
a
las que se deshojaron,
a
las que dieron fruto,
y
a todo lo que vuela,
las
miradas, los cuerpos, los recuerdos
en
el curso de un potente
río,
que como todos los ríos
desemboca
en “la mar
que
es el morir”
pero
en su curso iluminado
navegantes,
traslúcidas criaturas
conocidas
en sus entrañables
modos
de existir
y
bien amadas
aquí,
bajo la luz.
(de A sombra luz)
miércoles, 13 de febrero de 2013
LA OLA SIGUE A LA OLA
La
ola sigue a la ola
entre
el cielo y su destino.
El
camino es largo.
Lo
sabe mi corazón que gira entre la noche y el día.
Ay,
si no fuera
por
el calor del sol
y
el perfume de la tierra!
Si
no fuera porque hasta la ceniza
guarda
su amor al fuego,
y
recuerda, y suspira!
Mi
corazón bajo la luz,
entre
el viento y la yerba
se
pararía.
( De Cantares
de Vela)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
lunes, 11 de febrero de 2013
DESLUMBRAMIENTO
Llevo
los ojos bajos
por
adiestrarlos.
Yo
sé como los hiere
la
luz de lleno.
Llevo
los ojos bajos,
el
pecho abierto.
Sé
que la oscuridad
es
un deslumbramiento.
(De Cantares de vela)
© Dolores Castro
© Carmen Amato
A DOLORES CASTRO: POETA DE LA VOLUNTAD/ Por Eduardo H. González
(PORTADA de PLAQUETT)
Compilador
Eduardo H. González
Armónica
obstinación del verso
Homenaje a la poeta
Dolores Castro
Que no callen los
poetas
Palabras por la
Fraternidad
1er. Festival Nacional
A DOLORES CASTRO: POETA DE LA VOLUNTAD
… necedades de mí mismo
sofocan el lumen que codicio,
palpan un rostro de Narciso
deformado.
La inquietud del silencio
es una íntima
congoja que no me abandona.
Desfallezco
en tu contemplación;
metáfora inconclusa formulando
la amplitud del misterio,
sus gestos determinan la premura
del desaliento.
Insepulto desvarío,
acojo los brazos del miedo,
la manufactura del sollozo.
Y tú, en evidente tempestad
asciendes en mí como fronda
sostenida por nimbos
de la templanza,
dañas el miedo que en inmarcesibles
lontananzas me arredra;
me evitas el derrumbamiento.
Tu palabra erige efigies
del viento, arenales donde brego
contra la angustia.
Dolores, un cálamo armonioso
en periplos benignos te conduce al poema.
Dolores, si pudiera uncir tu bonanza
con la fuerza nefasta de mi perfidia,
enarbolaría sendas donde la ternura
origina esplendentes tornasoles…
EDUARDO
H. GONZÁLEZ
© Eduardo González
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