Dolores Castro: Ocho retos
y la férrea voluntad de ser poeta
La palabra siempre
¿cresta irisada de la memoria
en la ola detenida?
Dolores Castro.
En este trabajo quiero hablar de una de las poeta más importantes en nuestro país, si no es que la más importante poeta mexicana aquí y ahora: Dolores Castro [i] quien eligió conscientemente el reto de enfrentar los embates de la vida para ser reconocida no solo como mujer, esposa, madre, profesionista, o escritora, sino como mujer, esposa, madre, profesionista y escritora. Es propósito de este trabajo resaltar y reflexionar sobre los Ocho retos y la férrea voluntad de Dolores Castro para ser poeta.
Dolores Castro, nació en la ciudad de Aguascalientes en 1923, aunque vivió en la ciudad de Zacatecas una parte de su vida.[ii] Pertenece a la Generación de Poetas de Medio Siglo, nacidas en la década de los veinte, que empiezan a escribir entre los cuarenta y cincuenta y a publicar en los sesenta. Y aunque su gran pasión creativa la ha dirigido a la poesía, la maestra Castro también ha incursionado en el campo de la novela y el ensayo.
PRIMER RETO: “ENTRE DOS FUEGOS CRUZADOS”
Siendo una niña dada a la contemplación y la tercera de cinco hijas, Dolores Castro observa desde su sillita el mundo, formado entonces por los miembros de su familia y sus maestras y compañeritas de la escuela . La niña siente tempranamente la influencia de su padre en su vida , la impresiona su capacidad intelectual, su humor negro y su liberalismo político; cualidades que la poeta adulta considera hacen mella en el desarrollo temprano de su personalidad. También reconoce el apoyo de su madre, quien le inculca la convicción del derecho que tienen las mujeres al estudio como medio para lograr su independencia económica. Conforme la niña Castro crece decide no dejarse llevar por las opiniones encontradas de sus padres, sino atender a su propia voluntad. Ella desea ser una persona que piensa, que siente, que elije lo que considera mejor para sí misma “aún en contra del modo de pensar habitual, o del modo que se considera decente, moral, o justo”. Este poder de elección que descubre la poeta a temprana edad le permite escaparse de la tensión que le provocan las visiones de mundo a veces opuestas de sus padres (Armendáriz 25).
La solución encontrada a este conflicto lo plasma en el siguiente poema:
“Fluir, volverse ajeno
sin arrojarse al mar de cada instante y poseerlo en su profundidad
recostarse en el parpadeo
y para huir del horror, no mirar.” (Río Memorioso 233)
Fluir, es escapar a dos modos distintos de ser que la limitan y no la satisfacen; fluir es fugarse justamente “por el medio” de esos dos modos de ser. La poeta no mira lo que no quiere ver, pero tampoco cierra los ojos a la realidad. Lo intermedio entre el ojo cerrado que le impide ver y el ojo abierto que le muestra lo que no le gusta, es el parpadeo. En ese ver y no, en ese movimiento ocular rápido, la poeta tiene control de la situación. En la intermitencia del parpadeo, ella ha encontrado una línea de fuga que la resguarda de la tensión y permite a sus planes y propósitos fluir.
SEGUNDO RETO: DOS CARRERAS AL MISMO TIEMPO
En su búsqueda de “un modo diferente de ser” Dolores Castro opta por ingresar a la universidad, no a estudiar cocina como irónicamente le sugiriera su padre, sino Leyes y Letras. No una, sino dos carreras al mismo tiempo. Su propósito es claro: ella quería viajar, ampliar su universo, tomar conciencia de la situación social del país, de la falta de oportunidad para las mujeres, afrontar su vocación literaria con trabajo, responsabilidad y convicción. Casi para concluir sus carreras, Dolores Castro viaja a Europa acompañada de su entrañable amiga Rosario Castellanos. Pasan casi un año recorriendo España, París, Italia, Suiza, Alemania y Holanda. En Alemania visitan Munich, Colonia y Berlín. Pero no sólo pasean, también estudian, hacen contactos, experimentan lo que es vivir en Europa en ese tiempo. En Nápoles se encuentran con Gabriela Mistral y en Madrid estudian con Carlos Bousoño. Regresan a América por Nueva York, de allí vuelan a Monterrey y luego a la ciudad de México. El viaje les ha templado el carácter, han ganado en experiencia lo que nunca encontrarán en los libros. Para la década de los cincuentas la joven Castro ya ha regresado de su viaje a Europa y recibe ofertas de trabajo. Rechaza una propuesta en la Universidad de Guanajuato, porque le parece más deseable ser Jefa de redacción de la prestigiada revista Poesía de América, y además, escribir para la radio y la televisión. Para este momento de su vida la poeta también quiere ser libre e independiente: decidir si se casa o no, cuándo y con quién. Lo implícito en este pensamiento es que ella no aceptará componendas sociales, ni se atará a un hombre que no despierte su admiración y su respeto (Armendáriz 30-34).
TERCER RETO: LA CARNE LUMINOSA
Dolores Castro afirma estar de acuerdo con Ortega y Gasset en cuanto a que “vivir es estar en el mundo y decidir libremente lo que queremos ser y hacer” [iii], por lo que año y medio después de haber regresado de Europa, la poeta decide “estar en el mundo”, “vivir”, y esto implica casarse, tener hijos. Así contrae nupcias con Javier Peñalosa Calderón, poeta como ella, perteneciente al Grupo de los Ocho: “Un hombre muy valiente, sensible y amoroso… uno de esos que no llegan a conocerse por causas fortuitas” afirmaría años después la poeta (Armendáriz 54). Castro se casa y en el ejercicio de su libertad decide no abandonar su carrera, ni dejar de escribir, y aunque el matrimonio no pretende sofocar su vocación, la distribución de su tiempo tiene que ser replanteada. Para la época que le toca vivir, esto no resulta fácil, el reto es inmenso. ¿Cómo mantener el equilibrio entre el matrimonio, la casa, los hijos, el trabajo y la literatura, y no morir en el intento? Ella escribe el siguiente poema:
Es cosa dura ser.
Es doblarse, doblarse, doblarse,
y sin embargo crecer.
¡Paso al sol, a los vientos,
a la epidérmica magulladura
y a la sed!
Y quede sólo una ternura grande
como para entender.” (Río 336).
La voz poética se abre a la vida y permite que las cosas pasen, ella misma se permite sentirlas, lo que le permite entender quizá, que no hay otra manera de experimentar la vida; que eso es “estar en el mundo” y que ella ha decidido libremente “lo que quiere ser y hacer”. El reto es abrirse… al sol, al viento, a las magulladuras que le marcan la carne. Ella ha prometido fidelidad a su marido, pero también a la literatura, y por eso escribe a pesar de las circunstancias de su vida. Cuando está en camino el tercero de sus siete hijos, ella ya ha dado a luz también tres libros: El corazón transfigurado (1949), Siete poemas (1952) y la Tierra está sonando (1959). Además, está avanzado el poemario Cantares de Vela (1960) y está escribiendo al mismo tiempo su novela La ciudad y el viento- urgida ya por la Universidad Veracruzana, casa que la editara en 1962. Dolores Castro vive un tiempo de madurez intelectual y emocional a toda su capacidad y aunque la carga es muy pesada, es más férrea su voluntad. ¿De dónde toma su energía interior? Lo expresa con humor e ironía en el siguiente poema:
Se recoge la cauda del cometa,
se introduce
levemente a través del humor
acuoso, del humor vítreo.
Se deja donde quepa,
se almacena
de ahí se va tomando
cuanto baste
para
no deslumbrar a otros,
no ser pródigo,
y lo demás se empolla
para los días sombríos. (Río 230).
CUARTO RETO: ARS POÉTICA
Dolores Castro y Rosario Castellanos abrieron en México la brecha para la escritura escrita por mujeres. La vida intelectual y literaria de ambas coincide con el despunte de los estudios de género, según apunta José María Espinasa: “…..a partir de ellas, se argumenta a favor de una literatura femenina, feminista, de género o el nombre que se le quiera poner” (Río 6). Sin embargo, a diferencia de muchas escritoras que sostienen que existe una escritura femenina y una escritura masculina cuyos temas y formas se distinguen por una cuestión de género, para Dolores Castro, la diferencia entre la poesía escrita por mujeres no difiere de la escrita por hombres por una cuestión de género, sino como resultado de un ejercicio de la emoción y del espíritu. Opina que “escrita por hombres o mujeres la poesía requiere una buena factura, un decir que provenga de una contemplación y un conocimiento no intelectual, sino amoroso, un hacerse uno con lo otro”. A Castro le importaba el qué y el cómo. José María Espinasa encuentra que en la poesía de Dolores Castro, más allá del género, predomina la pulcritud, el cuidado, la economía, y sobre todo la comunicación. Aunque defender su ética y su estética le haya costado a Dolores Castro ser excluida de las antologías de su época que recogían formas poéticas vanguardistas. Fue excluida por Octavio Paz de su compilación Poesía en movimiento, aunque como afirma Espinasa, a la poeta no le atraían los fuegos de artificio, sino calar en la experiencia del lector; además su poesía no tenía ni los torrentes metafóricos, ni el pesimismo de salón de aquellos años, concluye (Río 6).
QUINTO RETO: “TRASPASO LOS DÍAS COMO AGUJEROS”
Poco tiempo después de la publicación del libro de Dolores Castro, titulado Soles, fallece Javier Peñalosa Calderón, su esposo, el compañero de su vida (1977). A la poeta mexicana se le derrumba “no sólo la literatura, sino la vida y la casa” (Armendáriz 56). En el siguiente poema la poeta expresa su dolor:
No es una sola muerte
es la muerte con mil
máscaras distintas:
a la vuelta del día
en lo mejor de la noche
a la mitad de la vida
mi mano tiene muerte
el polvo de sus alas entre mis dedos/
me recuerda que está viva” (Río, 205).
Castro siente en su vida la muerte más viva que nunca. Y no se puede abandonar a su dolor porque en ese tiempo enfrenta los momentos más terribles de su existencia, además tiene siete hijos y una vida que resolver sin el apoyo y la presencia de su amado compañero. Pero ella no rechaza el dolor, al contrario, se abre a él para sentirlo, para enfrentarlo, como escribe en su poema:
Ábrete pecho
al abismo de la noche
a trasluz
defiende corazón lo que aprendiste
como criatura de temor y frío.” (Río, 30).
La vida la obliga a poner en juego todos sus recursos, pareciera que la hubiera entrenado para hacer frente a este tiempo, quebrado, pero no suspendido, en el que ella nuevamente debe “fluir….. volverse ajena….. descansar en el parpadeo ….. para huir del horror” que está viviendo.
SEXTO RETO: “SUENA AMOROSA FLAUTA DE MI SANGRE”
El trabajo cotidiano y el dolor de la pérdida le consumen a la poeta la energía y el tiempo que debería dedicar a la literatura, sin embargo ella debe resolver el diario vivir. La subsistencia de su familia se vuelve prioritaria, por lo que el descanso se parte a la mitad y el trabajo se duplica, hasta que un día, contra viento y marea, la poeta saca fuerzas de flaqueza y siente renacer sus ganas de vivir, de renovar sus votos de fidelidad a la vida, a la literatura, a la poesía. Así canta en el siguiente poema:
Bajo tu cuerpo, el mundo
rumoroso en la lucha.
Suena, amorosa flauta de mi sangre,
quiebra mi cuerpo, tierra,
para que pase.
Bella música el agua,
fiera contra nosotros
y amorosa en su cauce.
Te daré lo que tengo:
este poco de viento
que escapa entre mis dedos
que es el dulce dolor de estar viviendo.” (Río 125)
La poeta vibra nuevamente, es consciente que a pesar de todas la vicisitudes de la vida, ésta sigue y su hálito la sigue animando, sosteniendo, vibrando a través de sus huesos.
SÉPTIMO RETO: “AL PRODIGIO DE CADA DÍA DESPERTAR”
Después de 11 años de ausencia en el medio literario, la autora de Río Memorioso regresa a Zacatecas: “Decidí ir allá a recoger mis pedazos, a reconstruir mi vida”, diría en una entrevista. En 1988 reafirma su ideal de ser(se) fiel a si misma a través de la poesía, de continuar su vocación literaria con disciplina y convicción, de vivir haciendo lo que realmente desea. Superando sus retos y sus pérdidas saca la casta y regresa al quehacer poético. Asiste al Encuentro de Poetas Latinos en Zacatecas, quiere saber que están escribiendo los jóvenes, desea retomar su lugar en la literatura mexicana. Dolores Castro sabe que aún tiene muchos deslumbramientos poéticos que compartir, que la poesía vuelve a hacer latir su corazón y exclama en uno de sus poemas:
Como los corazones recién arrebatados a las víctimas
palpita el deseo de vivir,
tórtola gris aún en movimiento
que picotea cenizas en acera de sueños.” (Río 201)
OCTAVO RETO: SOBREVIVIR A UNA GENERACIÓN DE POETAS
Actualmente Dolores Castro está por cumplir 90 años y con esa “luminosa juventud” como la define José María Espinasa, ha recorrido el país participando en diversos encuentros, congresos, ferias de libro, debates, conferencias, lecturas, presentaciones de libros propios y ajenos.
Para Francis Maestries, “Dolores Castro sigue madurando su obra, profundizando su huella, y alcanzando más altos niveles de pureza expresiva y sabiduría reflexiva” (6).
La niña contemplativa, la adolescente soñadora, la profesionista responsable, la compañera amorosa, la madre guerrera, la viuda altiva, la reconocida poeta, la ensayista, la novelista, la promotora, todas y cada una de las edades y personalidades de Dolores Castro se han integrado para templar su carácter en la fragua de la vida y la palabra. Si habláramos de méritos, ciertamente su gran mérito sería, como ella misma afirma, el de “sobrevivir”, ya que sobrevivir a toda una generación de poetas y escritores mexicanos y españoles es un triunfo mayor sobre los poetas de su generación, porque ellos son ahora parte de la historia, mientras que ella “sigue siendo parte de la vida”; aunque hay otros méritos alrededor de su vida dignos de mencionarse: ejercer su poder de elección, cumplir su compromiso de fidelidad consigo misma, conservar intacta su decisión de vivir su vocación poética con disciplina y convicción, entre otros.
En 2013, incansable Dolores Castro sigue adelante, más productiva y más generosa que nunca, impulsada siempre por su férrea voluntad de ser poeta.
Carmen Amato
Enero 2013
[i] Dolores Castro ha publicado: Poesía:
El corazón transfigurado (1949);
Dos nocturnos (1952);
Siete poemas (1952);
La tierra está sonando (1959);
Cantares de vela ( 1960);
Soles (1977);
Qué es lo vivido (1980);
Las palabras (1990);
Poemas inéditos (1990);
No es el amor el vuelo (1995
); Tornasol (1997);
Sonar en el silencio (2000);
Oleajes (2003);
Íntimos huéspedes (2004);
Novela:
La ciudad y el viento (1962);
Ensayo:
Dimensión de la lengua en su función creativa, emotiva y esencial (1989);
Antologías
: Obras completas (1991
); Antología poética en francés (2003);
A mitad de un suspiro (2008); Río Memorioso. Obra Reunida (2009).También recibió el Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz
; el Premio Nacional de Poesía, Mazatlán,1980; el
Premio III Nezahualcóyotl (junto con José Emilio Pacheco) 2004; y existe un
Plantel CONALEP en Zacatecas que lleva su nombre: Dolores Castro Varela (http://www.paginasprodigy.com/conalep136/).
2 En entrevista con Adriana del Moral Espinosa, Dolores Castro comentó en relación a su lugar de origen: “Quiero mucho a Aguascalientes. Ya como adulta mayor, como se dice ahora, he recibido mucho cariño de la gente de Aguascalientes. Y he podido también apreciar lo que es mi ciudad natal. Si yo me fuera a vivir a algún lado, me iría a vivir a Aguascalientes. Es una ciudad muy grata, de todo a todo, fácil la vida allí. Pero... ya es mi provincia el Distrito Federal. En cambio Zacatecas es una ciudad con la que todavía sueño. Sueño en las noches que estoy allá y que voy a ir a correr. Es una ciudad inolvidable, con una fuerza de atracción que quien ha nacido allí o vivido ahí nunca olvida. Es una ciudad que algunos dicen no fue edificada, sino esculpida. Y la gente tiene una fuerza, que qué bárbaros. Mi papá [que era de allá] tenía ochenta y tantos años, y todavía trabajaba mañana y tarde.”
[iii] Dolores Castro afirma que ella avala lo que afirma Ortega y Gasset en cuanto a que “vivir es estar en el mundo". Pedro García Rubio explica que cuando el pensador español se refería “a estar en el mundo” es en un mundo que no se puede identificar ya con la "naturaleza" de los antiguos ya que ese "estar en el mundo" supone el darse cuenta de lo vivido como tal; supone también un quehacer, una ocupación, una tarea que se realiza en vistas a un fin, por lo que vivir es necesariamente proyectar, decidir libremente lo que queremos ser y hacer.
Bibliografía
Amato Tejeda, Carmen. Entrevista. Occursus. “Dolores Castro y el arte de la contemplación.”
Arméndariz, Ramón Antonio. La vida perdurable. Antología poética de Dolores Castro. Editorial Praxis. México, 2007.
Barrio García, Gabriela y Leticia Barcenas Gónzalez. “Entrevista con la poeta Dolores Castro Varela” en Desmesuradas. http://desmesuradas.blogspot.com/2009/09/entrevista-con-la-poeta- dolores- castro.html
--- Río Memorioso. Obra reunida. Universidad Autónoma de Aguascalientes. Aguascalientes, 2010.
Del Moral Espinosa, Adriana. Coordinación Nacional de Literatura. “Entrevista a Dolores Castro. Mujer con mayúscula”
http://www.literatura.inba.gob.mx/literaturainba/escritores/escritores_mo re.php?id=5767_0_15_0_M
http://www.literatura.inba.gob.mx/literaturainba/escritores/escritores_mo re.php?id=5767_0_15_0_M
García Rubio Pedro y Marcos Fernández Barbero. Patrimonio histórico español del juego y del deporte: el juego y y deporte en la obra de Ortega y Gasset.
Espinasa, José María. “Dolores Castro: La revelación de lo inmediato” Prólogo en Río Memorioso. Obra reunida. Universidad Autónoma de Aguascalientes. Aguascalientes, 2010.
Mestries, Francis. “El amor como fuente de conocimiento”. Entrevista a Dolores Castro en La vida perdurable. Antología poética, de Dolores Castro. Editorial Praxis. México, 2007. 5-17, 59-81
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